COCINA INTERNACIONAL
COCINA ÁRABE
UN POCO DE HISTORIA 2
FALAFEL
Croquetas vegetales
¿Por
qué comienzo por el falafel? La respuesta es obvia: el falafel es el plato elaborado
más popular de Oriente Medio, incluidos los países no árabes. El origen de su
denominación proviene, con toda probabilidad, del verbo árabe falfala, que
significa «condimentar». Ciertamente, podemos afirmar que la masa del falafel contiene
la más variada y equilibrada cantidad de especias de todos los platos árabes.
El
falafel se consume a cualquier hora del día, para desayunar, almorzar,
merendar, cenar o, simplemente, para picar. También se toma como entremés o
plato de acompañamiento, y a menudo se convierte en un plato básico y único
para miles de familias de pocos recursos. Y, en verdad, un solo sándwich de
falafel, bien hecho y
bien
condimentado, satisface por completo, igual que un menú.
El
falafel está omnipresente y se vende en cualquier rincón de las ciudades de Oriente
Medio. En Egipto lo conocen con el nombre de taameya. En el Magreb no es
tan conocido como en el resto del mundo árabe-musulmán. El aroma que emana el aceite
en que se fríe el falafel impregna a placer todo el espacio vital de los ciudadanos,
como si fuera jazmín, la flor no menos omnipresente en todos los rincones del
mundo árabe-musulmán.
El
origen de las croquetas del falafel ha sido muy discutido, pero es probable que
ya se consumieran en el Egipto faraónico y que desde allí llegara a la
península arábiga, sobre todo al Yemen. A principios del siglo XX, y a causa
del descubrimientodel petróleo, se produjeron grandes oleadas de migraciones de
la zona de Oriente Medio hacia las regiones petrolíferas. Miles de familias
yemenitas emigraron hacia el norte, a Arabia Saudi, Kuwait..., en busca de mejor
suerte. En estos países se encontraron con otros emigrantes que provenían del
norte, palestinos, sirios, etc., y con millares de familias del norte de
África. Los yemenitas montaron sus paraditas de falafel en muchas esquinas de
las calles de estas regiones florecientes. Esa comida rápida y baratísima hizo
furor entre las capas de trabajadores emigrantes, que representaban el 70 % de
la población del golfo arábigo. Años después, muchos de aquellos emigrantes, al
volver a sus países de origen con un poco de fortuna, montaron infinidad de
puestos de venta de falafel.
De
aquí viene que los sirios, los palestinos, los libaneses, los iraquíes, e
incluso los israelíes, reivindiquen el falafel como plato nacional propio.
Curiosamente, los yemenitas, que fueron presumiblemente los responsables de la
difusión de estas croquetas, no lo reclaman como propio.
SALAH JAMAL
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