COCINA
INTERNACIONAL
COCINA ÁRABE
UN POCO DE
HISTORIA Y COMENTARIOS
KAFTA O KIFTE, KEBAB Y SHAWERMAH
Brochetas
¿Cómo
se explica la abundancia, a lo largo y ancho del mundo árabe, de los «chiringuitos»
que están al aire libre sirviendo en brochetas el kebab (carne) y el pescado?
La respuesta es muy sencilla. En primer lugar, por causas económicas, puesto
que la mayoría de estos chiringuitos no pagan impuestos, alquiler, ni siquiera servicios
municipales. Por lo tanto, los costes son mínimos, y por consiguiente, los precios
de las brochetas son asequibles. En segundo lugar, los árabes en general no son
aficionados a frecuentar los restaurantes, sino al contrario, los evitan, ya
que solo por el hecho de comer en un restaurante público, la gente los
señalaría como maktuh (sin familia o desarraigado). Se puede deducir que
los árabes no toman a estos chiringuitos como restaurantes, por lo que comer en
un chiringuito de esta clase tiene «bula», una bula que radica en la poca
seriedad y lo pasajero del hecho. Mientras la gente pasea, de sopetón y llamada
por el olor, hace una pausa delante de un chiringuito, degusta lo que ofrecen y
sigue su paseo.
Alguien
preguntará: si no hay restaurantes ¿qué hacen los viajeros? En la cultura
arábiga, el viajero siempre encontraría a algún familiar, por muy lejano que sea,
o a un amigo o conocido directa o indirectamente, para que le arropen. Si no ocurriera
así, sería tan injurioso para el viajero como para los demás, y ambas partes se
tildarían de tener poco assl (raíces nobles).
Me
desvío. Hace veinticinco años, un lejano primo mío, multimillonario por cierto,
me visitó en España durante mi época estudiantil. En aquel entonces, no pude darle
cobijo en mi única y pequeña habitación, alquilada a una casera con la condición
habitual, que rezaba: «No se permite la visita de extraños, ni derecho a cocina».
Obviamente, tuve la fatal idea de invitarle a un restaurante. Desde entonces, ya
ha transcurrido un cuarto de siglo y mi primo, su familia y algunos conocidos todavía
siguen recriminando, no solo a mí, sino también y por extensión a mis padres y
hermanos, por culpa de aquel «abominable agravio» de la tradición y decencia
del assl.
A
lo largo y ancho de Marruecos, Argelia y Túnez, aparte de las grandes urbes, en
las duras carreteras que unen las arenas saharianas, los oasis y los pueblos de
casas trogloditas, en un viaje que realicé con mis amigos, hicimos varias
paradas y comimos deliciosas brochetas de kebab y meshwi hasta la saciedad. Por
tanta comida pagábamos unos precios de risa; por el valor de menos de un franco
francés nos ofrecían dos brochetas, pan, agua, algún pastelito o dátiles y té
con menta. En varias ocasiones nos ofrecieron las brochetas a cambio de nada o,
mejor dicho, a cambio de la bendición de Alá que, en definitiva, «es el más
generoso», decían los vendedores.
En
los países del Oriente árabe también ocurre lo mismo, aunque aquí abundan más
el falafel y el shawermah que el kebab.
¿Qué
es el shawermah, el famoso y arrollador «bocata» que, junto al falafel, está invadiendo
Europa y el mundo entero? No se considera un plato, ni siquiera comida casera,
y menos aún comida de restaurante, sino que se trata de una comida frívola y callejera.
No se prepara para una sola persona ni para pequeños grupos de personas, sino
para gran cantidad de comensales.
Al
comienzo de su difusión en Oriente Medio, lo ofrecían exclusivamente los «chiringuitos»;
hoy en día, dado el gran auge de esta comida, cualquier restaurante, por mucha
categoría que tenga, coloca en algún rincón, sin ningún reparo ni miedo a perder
su reputación culinaria, un gran sij (vara metálica) que atraviesa las
rodajas de carne, formando así el popular bulto del shawermah. A pesar de todo
esto, el shawermah no deja de ser una comida «callejera». En el mundo
occidental, la encasillan en el cuadro de fast food (comida rápida). Tiene
un precio asequible y por eso vemos a miles de parejas, en especial jóvenes,
pero también maduras,
degustando
esos «bocatas» antes y después de salir de fiesta.
No
se sabe con certeza el origen de este asado de carne. Turcos, persas y últimamente
los países del Cáucaso discuten por atribuirse la primacía. Yo creo que la
comida en sí no es ningún gran invento, si no fuera por las especias y salsas
que añaden los orientales a esta carne asada. Es sabido que todos los pueblos
incluyeron en su dieta, y siguen haciéndolo, carne asada, pero, evidentemente,
no todos la preparan de la misma forma.
Brochetas
de kafta
Los
ingredientes son los mismos que los de la kafta (que explicaremos más adelante).
Mientras la carne de la kafta (troncal) se extiende en una bandeja y se cuece
siempre en el horno, en esta variedad se amolda la carne en forma de dedos o puros
y se cuece en brochetas a la brasa, en el horno o se fríe con aceite.
Shawermah
Esta
comida no es apropiada para elaborarla en casa, por la complicada maquinaria
que necesita y porque, tal como hemos dicho al principio de este post, nuestro
objetivo fundamental, aparte de ayudar a conocer un poco la cultura árabe que
rodea a la cocina, es incitar, sin complicaciones, a preparar y degustar sus
platos.
Kebab
Brochetas de carne
Ingredientes:
(para 4-5 personas)
- 1 kg de
pierna de cordero deshuesada (limpia de nervios y de grasa y cortada en forma
de cubitos)
- 2
pimientos verdes o rojos, o uno de cada, cortados en cuadrados
- ½ kg de
cebollas medianas cortadas en cuartos (optativo)
- ½ kg de
tomate natural de tamaño medio, cortado a cuartos
Escabeche:
- 1 vaso de
aceite de oliva
- 1
cucharada de sal
- 1
cucharada de vinagre blanco
- 1
cucharadita de pimienta negra molida o, mejor aún, el clásico fulfill bhar árabe
- 1 hoja de
laurel
- 1 diente
de ajo chafado
- ½ vaso de
zumo de limón
Elaboración:
Prepare el escabeche y macere la carne en él durante 2-4
horas, removiéndola bien de vez en cuando.
Pasado el tiempo de remojo, inserte, alternadamente, los
cubitos de la carne con, la cebolla, el tomate y el pimiento en las brochetas
de bambú o varitas de hierro. (Yo prefiero lo último.) O sea, inserte primero
un trozo de carne, después un trozo de cebolla, carne, tomate, otra vez carne,
pimiento y finalmente carne. Es
aconsejable no ocupar toda la brocheta, con el fin de
manejarla bien a la hora de asar.
Coloque las brochetas sobre una parrilla o plancha untada,
a fuego medio.
Ase durante 10-15 minutos (según el criterio del cocinero
y del consumidor). Hay que untarlas, durante la cocción, con el escabeche.
Sirva caliente, con el pan árabe e infinidad de
acompañamientos: salsas, ensaladas, yogur...
Según
mi criterio, la salsa de yogur con pepino es el acompañamiento natural de esta
clase de asado. Pero algunos países occidentales tienen dos inconvenientes fundamentales
para su preparación. Primero, la escasez o ausencia del yogur cremoso de oveja
y, segundo, tampoco goza de mejor suerte el pepino oriental
pequeño,
dulce y sin semillas. Ya se ha presentado una alternativa a esta auténtica salsa
SALAH JAMAL
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